Tamarit
Hoy se presenta la reforma completa de un piso en el barrio de Sant Antoni de Barcelona, destacando especialmente el magnífico mosaico hidráulico que lo caracteriza. Desde el inicio del proyecto, se reconoció el potencial excepcional de este espacio en varios aspectos, pero uno de los detalles más destacados es la cuidadosa restauración del auténtico mosaico hidráulico que recorre todo el piso. En el proceso de reforma, cada pieza se recuperó minuciosamente, y aquellas baldosas que no estaban en buen estado fueron reemplazadas por otras auténticas de la época, adquiridas específicamente para el proyecto. Este enfoque garantizó que todo el piso luciera un mosaico hidráulico en condiciones óptimas, rescatando así una auténtica joya arquitectónica que pocos pisos en Barcelona conservan hoy en día.
El mosaico hidráulico, una verdadera obra de arte, se fabricaba pieza a pieza, y el artesano decidía los colores a utilizar, siendo un proceso más costoso cuanto más complejo era el diseño. El resultado final era un suelo pulido, una delicia para los amantes del arte y el diseño. La historia de este tipo de baldosas se remonta al movimiento modernista, con diseños característicos de la época que abarcaban motivos geométricos, florales o vegetales, encargados a renombrados diseñadores como Domènech i Montaner y Puig i Cadafalch. Además, se destaca la contribución de Antoni Gaudí, quien diseñó un pavimento para la Casa Batlló, actualmente parte de las aceras del Paseo de Gracia y un testimonio de la recuperación del mosaico hidráulico.
En esta actuación, se llevó a cabo una reforma integral del piso con el objetivo de preservar su estilo modernista original. El proceso comenzó con la apertura total del espacio, derribando todos los tabiques interiores, a excepción de un pequeño tramo estructural que se mantuvo. La mayoría de los tabiques existentes eran divisorios y no tenían funciones estructurales, pero para modificar la distribución según lo previsto en el proyecto, fue necesario realizar un refuerzo estructural.
La prioridad principal era conservar el encanto modernista del lugar, manteniendo el pavimento hidráulico original, recuperando la volta cerámica y preservando las vigas de madera típicas del Eixample. Al realizar distribuciones totalmente distintas a las existentes, surgen desafíos como la falta de pavimento debajo de los antiguos tabiques. En este caso, para lograr un conjunto homogéneo, se optó por rellenar estas separaciones con microcemento, garantizando la continuidad estética del pavimento.
